La gestión directiva direcciona los procesos que se desarrollan con la comunidad, pueden enmarcarse en tres grandes aspectos: la normatividad educativa vigente que regula todos los procesos llevados a cabo desde la administración del centro escolar, las relaciones entre la escuela y el sector productivo como ejes articuladores del impacto social de la organización en los ámbitos local y regional y los procesos de evaluación permanente, como posibilidades para el mejoramiento y la consolidación de las prácticas directivas exitosas. Revisemos a continuación cada uno de estos aspectos:
1. La Normatividad educativa vigente
La gestión directiva tiene como una de sus importantes responsabilidades, acatar y llevar a cabo las políticas públicas vigentes en materia educativa, la normatividad en educación marca los rumbos del direccionamiento estratégico y los propósitos mismos del PEI. Escuela y sector productivo: Siguiendo lo expuesto por el Ministerio de Educación Nacional- MEN- (2003), en lo relacionado con la educación y el sector productivo, esta entidad define “el mundo del trabajo como un escenario fundamental para el desarrollo personal de los individuos”, siendo este un elemento esencial para la construcción de los proyectos de vida de quienes se forman en las escuelas.
2. Las relaciones entre la escuela y el sector productivo
Para el MEN, prepararse para el mundo del trabajo, implica no sólo la vinculación al sector laboral, sino también el potenciar habilidades, capacidades y destrezas para generar autoempleo, empresas o unidades asociativas, acorde con las exigencias del mundo actual, en el que cada día se hace necesario contar con conocimientos y saberes para proponer de cara a la productividad y la competencia.
3. Los procesos de evaluación permanente
En este proceso, la labor directiva debe encaminarse en que “El establecimiento educativo recoja, sistematice, analice y valore la información para compararla con el desarrollo de sus acciones y resultados en las diversas áreas de la gestión institucional (directiva, académica, administrativa y comunitaria), lo que le facilita identificar las fortalezas y debilidades en su funcionamiento y le sugiere correctivos y planes de mejoramiento”. Entendida así, la evaluación se convierte en un recurso permanente que garantiza el cumplimiento de los propósitos organizacionales, posibilitando acciones permanentes de mejora y ajuste de los procesos, de manera coherente con los indicadores y las metas que la entidad prevé en sus Planes de Mejoramiento.